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Prácticas rurales con Territorio Mudéjar

Última modificación
Mié , 25/10/2023 - 01:47

“Una asociación de ayuntamientos cuyo objetivo es afianzar una red de gestión unificada y colaborativa para la utilización de los recursos histórico – artísticos vinculados al importante patrimonio mudéjar entendiéndolos como motor de desarrollo de los pueblos y como elemento de identidad para el mantenimiento de las comunidades que forman nuestro territorio”. 

Así se presenta Territorio Mudéjar, una entidad que impulsa actividades de estudio y difusión del Arte Mudéjar en Aragón y promueve iniciativas de gestión de patrimonio con el objetivo de mejorar su valoración, conocimiento y conservación.

De la mano de Victoria Trasobares, la historiadora del Arte que se encarga de dirigir la asociación, cuatro jóvenes estudiantes están colaborando activamente en la actividad de la entidad desde diferentes localizaciones rurales.

En Tobed (Zaragoza), localidad en la que se asienta la sede de Territorio Mudéjar, Jorge Averturo, historiador que actualmente cursa el Máster en Gestión del Patrimonio, está realizando sus prácticas: “Decidí lanzarme a esta oferta porque la actividad de Territorio Mudéjar me pareció muy atractiva tanto para mi formación como para complementar el Máster”.

El joven, natural de la capital aragonesa, está pasando su verano en un entorno rural que lo está sorprendiendo gratamente: “Vivir en Tobed tiene muchos inconvenientes, como la falta de servicios, pero la gente me ha acogido muy bien y las relaciones sociales son mucho más cercanas y enriquecedoras”. De hecho, para reforzar sus declaraciones, Jorge disfrutó de las fiestas patronales como si fuera un tobedano más.

En Territorio Mudéjar trabaja en un proyecto para la difusión del patrimonio cultural, lo que está reforzando los conocimientos que adquirió en el Grado en Historia y le está haciendo descubrir todo el arte que se esconde en los pequeños pueblos de Aragón.

Alpartir (Zaragoza) es una zona con recursos patrimoniales, sin embargo, lo verdaderamente interesante es el urbanismo. Elena López, historiadora del Arte y compañera de Jorge en el Máster, está investigando cómo se integra el pueblo en el paisaje y los restos de cohesión de culturas que se aprecian en la pequeña localidad.

“Me encantaría trabajar gestionando patrimonio cultural, y durante todos estos años que llevo haciendo prácticas donde más cómoda me siento es en el mundo rural, por eso Territorio Mudéjar era la opción perfecta”, cuenta Elena. 

La joven, a pesar de recalcar que una de las desventajas del mundo rural es la necesidad de tener un vehículo en posesión, defiende la vida en el pueblo por encima de todo: “Nada es igual que en la ciudad, el ritmo de vida es mucho más entretenido, te adaptas mucho más rápido al entorno que en un ambiente urbanita. Sin duda, quiero vivir y trabajar en un pueblo”.

Otra de las localidades a las que Territorio Mudéjar ha enviado un estudiante es Castejón de Valdejasa. Martín Ruiz está preparando un dossier de recursos patrimoniales que podría ser muy provechoso para el pueblo.

“En Castejón hay un edificio religioso muy transformado, que ha tenido muchas fases, pero destaca su origen mudéjar. Aunque lo más interesante del pueblo es la ubicación paisajística e histórica. El hecho de estar en el límite entre las Cinco Villas y la zona del Valle del Ebro hace de Castejón un lugar único”, apunta Martín.

El estudiante, a pesar de su juventud, es una persona muy extrovertida y se ha hecho con la confianza de la gente del pueblo, sobre todo de los más mayores: “Soy muy echado para adelante, me tomo muchas confianzas. He entablado amistad con el socorrista, con la gente más mayor... Las señoras me quieren mucho, de hecho me vistieron el fin de semana pasado de taustiano en un festival”.

Sin duda, Martín se ha adaptado a Castejón de Valdejasa en un abrir y cerrar de ojos y está descubriendo una nueva vida en un entorno desconocido para él: “Lo mejor de vivir aquí es la fresca, la vida de pueblo clásico. Por la noche, me siento con las señoras en la calle y hablamos un poco de todo, me siento muy cómodo y me encanta estar aquí”.

El joven tiene bastante claro que quiere dedicarse a la docencia, aunque es un fanático del cine y le encantaría complementar su formación con lecciones sobre el séptimo arte. El entusiasmo y la energía de Martín están dejando huella en Castejón, donde además de trabajar por el desarrollo del pueblo, está llenando todos sus rincones de la alegría juvenil que lo caracteriza.

Por último, Velilla de Ebro (Zaragoza) está contando con el apoyo de Diego Pérez, un estudiante de Historia del Arte ya veterano en el Convenio Desafío – Arraigo: “Soy muy cosmopolita, pero este programa me sirve como reto. Me gusta desafiarme, y lo cierto es que vivir en un pueblo me ha afectado y marcado mucho como persona y como profesional”.

La función que Diego desempeña dentro de la asociación es una visita de campo para el proyecto de Rutas: “Vimos que el techo de la Iglesia de Velilla de Ebro tenía unas claves poco habituales, y Victoria me ofreció trabajar en ello”.

“Es un pueblo en el que, aunque no lo parezca desde fuera, está lleno de vida. En Velilla hay mucho más que el yacimiento romano. Ver el cambio del paraje de un lado del río al otro es impresionante, y por supuesto, uno de mis sitios favoritos es la Iglesia de San Nicolás de Bari, donde subo a ver el atardecer casi todos los días”.

Todas las prácticas están siendo coordinadas por Victoria Trasobares, que aboga siempre por el esfuerzo de los estudiantes para lograr todos los objetivos de Territorio Mudéjar: “Hay que salir de tu zona de confort para experimentar circunstancias profesionales, esta formación es muy importante para conocer otras realidades. Se puede tener un trabajo en el pueblo, pero requiere unos esfuerzos, aunque pensar en una vida sin esfuerzos no es la manera para enfocarse hacia el futuro”.