Prácticas rurales en Ateca
“La tranquilidad, el ritmo de vida es más pausado... Todo en el pueblo se disfruta mucho más”, nos cuenta Sofía. La recién graduada en Filología Hispánica decidió comenzar una nueva aventura en Ateca (Zaragoza), una localidad situada muy cerca de Moros, el pequeño pueblo donde la joven quiere pasar el resto de su vida.
El Convenio Desafío – Arraigo suscrito entre la Universidad y la Diputación Provincial de Zaragoza cautivó a Sofía por muchas razones. Una de ellas fue la posibilidad de trabajar a quince minutos escasos de su pueblo: “Para mí es una gozada, es una oportunidad para hacerme ver que una vida en Moros es posible, me encantaría poder trabajar cerca de casa en un futuro y no tener que desplazarme a una gran ciudad”.
Sofía se está encargando de una investigación de las palabras aragonesas que se siguen utilizando o recordando en su pueblo. “No es un trabajo de campo como tal, consulto diccionarios antiguos, intento relacionarme con personas mayores en el pueblo para anotar las palabras y después poder impartir alguna clase o escribir un pequeño libro”.
La filóloga recalca los factores que más la unen a su pueblo, y al mundo rural en general: “Me encanta la naturaleza, prefiero dar un paseo por el monte que andar por las calles de la ciudad, repletas de gente y de estrés”. En la localidad de Moros hay unos 300 habitantes censados, pero desde que se incentivó el teletrabajo la vida en el pueblo es mucho más viable, y muchas personas de la ciudad cada vez optan más por el entorno rural.
En definitiva, gracias a la iniciativa del Convenio, las personas recién graduadas como Sofía pueden disfrutar de una oportunidad única: “Aunque los servicios en el pueblo cada vez son más escasos, creo que este tipo de convenios lucha de verdad por el desarrollo rural y por los jóvenes que no quieren cambiar su casa de pueblo por un piso en la ciudad”.
Hugo Lorente Gaspar
Graduado en Periodismo