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Última modificación
Mar , 27/08/2024 - 08:14

Son cerca de 200 las personas que mantienen viva la llama de Tobed, un municipio de la Comunidad de Calatayud a más de 70 kilómetros de Zaragoza. Al adentrarnos en su territorio, la tranquilidad y la naturaleza se convierten en protagonistas. Ni la pegajosa ola de calor impide las reuniones de vecinos a pie de calle, con hamacas y abanicos, que no dudan en detener la conversación para saludar y dar la bienvenida con una sonrisa.

Este verano Tobed ha sumado tres nuevos inquilinos que aseguran haber sido muy bien acogidos, gracias a que “en los pueblos todo es más cercano”, a pesar de ser su primera vez en la localidad. Ellos son María Sánchez, Rubén Martínez y Ester Pardina. A través del programa de prácticas rurales Desafío -convenio suscrito entre la Universidad de Zaragoza y la Diputación Provincial de Zaragoza-, se han embarcado en una aventura de la mano de la Asociación Territorio Mudéjar, que ya lleva seis ediciones colaborando en este programa formativo, sumando desde entonces un total de 27 becarios provenientes de diferentes ámbitos de conocimiento, según afirma Victoria Trasobares, tutora de los recién llegados y directora de la entidad.

Tobed es un pueblo pequeño que esconde grandes reliquias. Una de ellas es la sede de la propia asociación, una red de gestión del patrimonio compuesta por 48 ayuntamientos que nace en septiembre de 2018, aunque su actividad no arranca hasta marzo de 2019. Desde entonces, Territorio Mudéjar ha puesto en marcha más de 45 proyectos, algunos de los cuales se han convertido en planes estratégicos de acción sobre el patrimonio. Pero lo más importante, desvela Victoria, es “que todo lo que nosotros hacemos tenga un impacto en las localidades donde trabajamos y en sus habitantes”.

La labor que desempeña la asociación no se articula únicamente en Tobed, donde están residiendo los tres universitarios este verano, sino que se extiende a lo largo del casi medio centenar de los ayuntamientos socios de la red mudéjar.

María y Ester están cursando el Máster Universitario en Gestión del Patrimonio Cultural y Rubén es alumno del Máster en Historia Contemporánea, pero sus funciones en la Asociación Territorio Mudéjar son similares. Ester explica que, durante las visitas a cada uno de los municipios, elaboran un inventario y recogen datos sobre los cuales trabajan posteriormente en la oficina.

Hacer prácticas a la vez que se realiza la formación académica siempre es indispensable, pero María recalca el valor añadido que ha encontrado con las ofrecidas por el convenio Desafío: “Gran parte del patrimonio aragonés está en el entorno rural. Estas prácticas te sitúan allí y te acercan a ello. Además, se conocen nuevos lugares que, al fin y al cabo, tienen su interés”.

Por su parte, Rubén califica la experiencia de enriquecedora y asegura que trabajar en los pueblos “te hace comprender un montón de cosas y llevar mucho conocimiento de la teoría a la práctica”, así como ser más conocedor de aquello que nos rodea. Para él, las prácticas del programa Desafío están “recomendadísimas, sobre todo para los que son un poco inquietos”. Porque, como bien dice Ester, “para conocer un territorio, hay que acercarse a él, y no siempre es fácil hacerlo por uno mismo”.